worldcantwait.org
ESPAÑOL

Español
English-LA
National World Can't Wait

Pancartas, volantes

Temas

Se alzan las voces

Noticias e infamias

De los organizadores

Sobre nosotros

Declaración
de
misión

21 de agosto de 2015

El Mundo no Puede Esperar moviliza a las personas que viven en Estados Unidos a repudiar y parar la guerra contra el mundo y también la represión y la tortura llevadas a cabo por el gobierno estadounidense. Actuamos, sin importar el partido político que esté en el poder, para denunciar los crímenes de nuestro gobierno, sean los crímenes de guerra o la sistemática encarcelación en masas, y para anteponer la humanidad y el planeta.




Del directora nacional de El Mundo No Puede Esperar

Debra Sweet


Invitación a traducir al español
(Nuevo)
03-15-11

"¿Por qué hacer una donación a El Mundo No Puede Esperar?"

"Lo que la gente esta diciendo sobre El Mundo No Puede Esperar


Gira:
¡NO SOMOS TUS SOLDADOS!


Leer más....


Siete años de tortura: Binyam Mohamed cuenta su historia

8 de marzo de 2009
Andy Worthington


En su primera entrevista desde su liberación de Guantánamo, Binyam Mohamed, residente británico y víctima de tortura, ha reforzado todas las horrendas afirmaciones hechas sobre el trato que recibió desde que fue detenido por primera vez en Pakistán en abril de 2002 -en particular, su tortura bajo custodia pakistaní (supervisada por agentes estadounidenses), y su tortura en Marruecos y en la "Prisión Oscura" de la CIA en Kabul- en un amplio debate con David Rose para el Mail on Sunday.

Lo más preocupante para el gobierno británico es que también ha revelado más del papel británico en sus interrogatorios por parte de los torturadores interpuestos de los estadounidenses en Marruecos de lo que se había hecho público hasta ahora, lo que no hará sino aumentar la presión sobre el gobierno para que explique su papel en la recopilación activa de información obtenida mediante tortura, en lugar de esconderse tras declaraciones generales de que "nunca aprobamos ni autorizamos el uso de la tortura".

Tras la larga lucha de sus abogados por conseguir que se esclarezcan los hechos relativos al caso de Binyam, esta afirmación parece cada vez más evasiva e insostenible, sobre todo a la luz de revelaciones más recientes de que los servicios de inteligencia británicos hacen llegar regularmente preguntas a los interrogadores paquistaníes, en los casos de sospechosos británicos detenidos en Pakistán, aun sabiendo que las autoridades paquistaníes recurren a la tortura, y también en referencia a los comentarios realizados la semana pasada por Craig Murray, ex embajador británico en Uzbekistán.

En un llamamiento publicado en su sitio web para que sus simpatizantes escribieran a la Comisión Parlamentaria Mixta de Derechos Humanos, instando a sus miembros a escuchar sus declaraciones sobre la política del gobierno británico de utilizar información obtenida mediante tortura, Murray escribió: "Puedo atestiguar que, más allá de toda duda, el gobierno británico ha mantenido durante al menos seis años una política meditada pero secreta de cooperación con la tortura en el extranjero", y que, en una reunión del Ministerio de Asuntos Exteriores celebrada en marzo de 2003, "se me dijo [...] que no era ilegal que obtuviéramos información obtenida mediante tortura, siempre que no la practicáramos nosotros.

Antecedentes de la historia de Binyam



A lo largo de los años, se ha ido conociendo el esbozo de la historia de Binyam antes de que realizara su nefasto viaje a Pakistán y Afganistán, pero nunca se había proporcionado con mucho detalle. En declaraciones a David Rose, Binyam ofreció el relato más completo hasta la fecha, explicando cómo, en 1992, cuando sólo tenía 14 años, su padre, un alto ejecutivo de la compañía estatal Ethiopian Airlines, huyó a Estados Unidos con sus tres hijos tras el derrocamiento del dictador Haile Mengistu y la detención de sus colegas. La familia se instaló en un suburbio de Washington D.C., pero Binyam sufrió acoso racista en la escuela, por lo que, al cabo de unos dos años, su padre decidió ver si el Reino Unido sería un hogar mejor para él. "No me gustaba nada Estados Unidos", dice Binyam. "No me parecía bien estar allí y quería irme".

Binyam y su padre llegaron a Londres en la primavera de 1994, pero al cabo de una semana, cuando se alojaron en un hotel, su padre regresó a Estados Unidos, dejándole a su suerte. Tras ser alojado en un albergue por los Servicios Sociales, fue a parar a un piso de una asociación de la vivienda, solicitó asilo -y le dieron permiso para quedarse- y se matriculó en el colegio Paddington Green sixth-form college, donde aprobó un A-level en ingeniería electrónica, y luego empezó a estudiar en el City of Westminster College. mismos. Se me dijo que se había decidido que, como cuestión de política de guerra contra el terrorismo, ahora deberíamos obtener información mediante tortura, tras una discusión entre Jack Straw y Richard Dearlove" (el jefe del MI6).

Sus problemas empezaron en el verano de 1996, cuando le convencieron para fumar cannabis en el carnaval de Notting Hill. En dos años empezó a fumar heroína y, en ocasiones, crack. "A menudo ni siquiera me molestaba en ir a la universidad", explica. "Estaba rodeado de gente que hacía lo mismo. También bebía mucho. Al final, lo dejé".

En 1999, Binyam empezó a intentar dejar el hábito. El kick-boxing fue un comienzo y, como señaló David Rose, "si buscaba una figura paterna, parece que la encontró en su instructor de kick-boxing, del que todavía habla con reverencia". Binyam explicó: "Tenía que volver a ponerme en forma, y empecé a utilizar mi dinero para comprar comida de nuevo, no heroína". También empezó a preguntarse si podría encontrar alguna ayuda a través de la religión de su madre, el Islam, y, para el verano de 2000, estaba trabajando como conserje en un Centro Cultural Islámico. Tal como lo describió Rose, "empezó a pasar allí todo el tiempo que podía, a menudo pernoctando, sobre todo para evitar a sus antiguos amigos drogadictos que aún se agrupaban en torno a su apartamento".

En el Centro conoció a una persona que le habló de Malcolm X y le explicó que sólo había comprendido bien el Islam cuando fue en peregrinación a La Meca. Esta persona sugirió entonces a Binyam que viajara a Afganistán, para ver la forma "pura" del Islam implantada por los talibanes. Rose le preguntó cuánto sabía de los talibanes. "Menos uno", fue la respuesta. "Realmente no tenía ni idea de lo que era".

Afganistán

En mayo de 2001, voló a Islamabad con dinero que había ahorrado. Como no tenía pasaporte (el etíope había caducado y, como solicitante de asilo, no tenía el británico), pidió prestado a un amigo un pasaporte británico y cambió la foto. Desde Islamabad, cruzó la porosa frontera con Afganistán en un camión. "Nadie miró mis documentos", dijo. "Simplemente seguí agachado".

Insistió, sin embargo, en que no había viajado para luchar, sino para prestar ayuda humanitaria, y explicó que, en Londres, se había sentido, como describió Rose, "conmovido y horrorizado al ver las noticias de televisión sobre la difícil situación de los civiles atrapados en la segunda guerra de Rusia contra Chechenia, donde miles de personas, en su mayoría musulmanas, habían sido asesinadas y torturadas." "Para mí, los chechenos eran los luchadores por la libertad y los rusos los opresores", dijo. "Fue ver cómo mataban a las mujeres y a los niños: vidas inocentes que se perdían sin motivo. Quería ir allí para hacer lo que pudiera, no para luchar, sino como cooperante y rescatista".

Al llegar a Afganistán, Binyam dijo que encontró a gente con conexiones con la resistencia chechena en una casa de huéspedes de Jalalabad. "Me dijeron que los rusos no separaban a los cooperantes de los combatientes, y que si quería ir a Chechenia, necesitaba formación básica. Era tan joven que no lo cuestioné. No esperaba disparar un arma salvo en los entrenamientos, y mucho menos matar a alguien. Nunca me habría levantado en armas contra soldados británicos o estadounidenses, y mucho menos habría atacado a civiles. Quería proteger a los civiles, no matarlos".

Persuadido para asistir a un campo de entrenamiento, como muchos otros que viajaron a Afganistán por un deseo mal definido de ayudar a la resistencia chechena (y que también acabaron en Guantánamo), Binyam dijo que estuvo allí 45 días, pero, según Rose, "gran parte del tiempo... lo pasó sentado sin hacer nada", y que "no aprendió nada que pudiera interpretarse como entrenamiento terrorista: no hubo lecciones sobre fabricación de bombas, por ejemplo".

Después, dijo, fue a Kabul, donde enfermó de malaria y fue hospitalizado. Fue durante su estancia en el hospital cuando se enteró de los atentados del 11 de septiembre, lo que le impulsó a intentar abandonar el país. "Lo único que quería", dijo, "era volver a Londres, al país que consideraba mi hogar, para continuar mis estudios y encontrar un trabajo; volver a mi vida, menos a las drogas". Como explicó Rose, se vio entonces "arrastrado por la marea de refugiados", huyendo de ciudad en ciudad hasta que consiguió cruzar la frontera con Pakistán, donde se dirigió a Karachi con la esperanza de volver a casa. Sin embargo, en medio de la paranoia de la época, fue rechazado por las autoridades cuando intentaba embarcar en un vuelo el 3 de abril, porque su pasaporte "parecía incorrecto", y una semana más tarde, cuando volvió a intentarlo, fue detenido por las autoridades y trasladado a la prisión de Landi.

Pakistán: comienza la pesadilla, y los británicos se implican

Fue entonces cuando comenzó su pesadilla. Al cabo de dos semanas, lo visitó un agente estadounidense que se identificó como "Chuck" y que dijo trabajar para el FBI. Como ya se ha señalado, fue entonces cuando Binyam pidió un abogado, pero le dijeron: "La ley ha cambiado. No hay abogados. O me contestas por las buenas o consigo la información que necesito de otra manera". Fue también en ese momento cuando cometió lo que resultó ser su error más grave, cuando, según Rose, "mencionó que mientras estaba en Pakistán había visto una página web con instrucciones falsas para construir un artefacto nuclear, instrucciones que incluían consejos para refinar uranio apto para bombas haciendo girar un cubo alrededor de la cabeza", sin saber que las agencias de inteligencia estadounidenses estaban "obsesionadas" con las afirmaciones de que Al Qaeda había adquirido un artefacto nuclear. Le mencioné el sitio web a Chuck", cuenta Binyam, y añade: "Obviamente era una broma: nunca se me pasó por la cabeza que alguien pudiera tomárselo en serio". Pero fue entonces cuando empezó a entusiasmarse. Hacia finales de abril empezó a hablarme de la bomba atómica que se suponía que yo estaba construyendo, y empezó a hablarme de Osama Bin Laden y sus principales lugartenientes, mostrándome fotos y dando a entender que yo debía conocerlos. Empezó a preguntarme sobre operaciones y para qué tipo me habían entrenado".

A medida que la broma se convertía en una trama que llevaría a Binyam a cámaras de tortura en Marruecos y Afganistán, el trato que Binyam recibía entre interrogatorio e interrogatorio -a manos de las autoridades paquistaníes- empeoraba. "Durante al menos diez días", dijo, "me privaron de sueño. A veces los paquistaníes me encadenaban por las muñecas desde lo alto de la puerta hasta la celda, desde el final de un interrogatorio hasta el comienzo del siguiente, durante unas 22 horas. Si gritaba, a veces me dejaban ir al baño. Otras veces, no me dejaban ir y me meaba encima. Tenían un palo de madera grueso, como una especie de paleta, que utilizaban para golpearme mientras estaba encadenado. Me golpeaban durante unos minutos, paraban y volvían a empezar. También hicieron un simulacro de ejecución. Un guardia me puso una pistola en la cabeza y dijo que iba a apretar el gatillo. Decían: 'Esto es lo que los estadounidenses quieren que hagamos'".

Como explicó Rose, "los detalles de los malos tratos a los que Mohamed fue sometido en Pakistán figuran en la sección 'redactada' de la sentencia del Tribunal Superior británico sobre su caso que el ministro de Asuntos Exteriores, David Miliband, se niega a hacer pública, alegando que hacerlo dañaría la relación de intercambio de inteligencia con Estados Unidos. Como el tribunal ha dejado claro en la sección abierta de su sentencia, cuando un oficial del MI5 conocido como 'John' fue a interrogar a Mohamed el 17 de mayo de 2002, se le hizo plenamente consciente de lo que había estado ocurriendo."

Binyam dio más detalles. "John era un hombre blanco, de 30 años, con pelo negro corto y perilla", dijo. "Medía 1,70 y era corpulento. Había otro tipo con él, más o menos de la misma estatura y con barba oscura. No sé si era británico o estadounidense. Los estadounidenses ya me habían amenazado con enviarme a algún lugar donde me torturarían mucho peor, como Jordania o Egipto". A continuación, añadió una anécdota sobre el conocimiento británico de su próxima entrega, de la que ya se ha informado anteriormente. "Me dieron una taza de té y pedí una de azúcar", dijo. "El otro tipo me dijo: 'Necesitarás más de un azúcar donde vas'".

Continuó: "Me preguntaron por la página web de la bomba atómica y les dije que era una broma. Querían saberlo todo sobre mi vida en el Reino Unido y les di toda la información que tenía. Más tarde me di cuenta de que eso era parte de mi perdición: Les dije que en la zona en la que vivía había 10.000 marroquíes y que era conocida como el Pequeño Marruecos. La respuesta que recibí más tarde de los estadounidenses fue que, como los británicos les habían dicho que yo había vivido en una zona marroquí, pensaban que los marroquíes estarían más dispuestos a hacerme hablar. Al mismo tiempo, pensaban que yo debía saber algo de lo que hacían los marroquíes en Londres".

Tras señalar que un interrogador marroquí le dijo más tarde: "¿Sabes quién te ha enviado aquí? Los británicos te enviaron aquí", Rose habló de un memorándum del MI5, revelado a Binyam a través de los tribunales estadounidenses, que, como indicó Rose, "sugiere que los británicos se consideraban centrales en su interrogatorio".

El memorando decía: "Creemos que nuestro conocimiento de la escena británica puede proporcionar antecedentes contextuales útiles durante cualquier proceso de interrogatorio continuado. Esto puede permitir a los distintos agentes identificar cualquier incoherencia durante las conversaciones. Esto someterá al detenido a una presión más directa y parecería ser la forma más eficaz de obtener información sobre las actividades/planes de Mohammed [sic] en relación con el Reino Unido." Todo ello a pesar de que el MI5 vio "incoherencias" en el relato de Binyam sobre el complot de la "bomba sucia", y de que "John" también había grabado la declaración de Binyam de que el sitio web que había visto era "una broma".

Según Rose, "el MI5 llegó a la conclusión de que Mohamed y otro prisionero que estaba siendo interrogado 'mentían para protegerse' y 'evidentemente se contenían'" y, como resultado, "día tras día, el MI5 mantuvo a los estadounidenses abastecidos de preguntas e información". Como explicó Binyam, "John me dijo que si cooperaba les diría a los estadounidenses que fueran más indulgentes con mi trato".

En otra nota confidencial, explicó Rose, "John" escribió: "Le dije a Mohammed [sic] que tenía la oportunidad de ayudarnos y ayudarse a sí mismo. Las autoridades estadounidenses decidirán qué hacer con él y esto dependerá en gran medida de su cooperación. Le dije que no podía negociar ni negociaría por adelantado, pero que si me convencía de que estaba cooperando plenamente, entonces (y sólo entonces) estudiaría con mis colegas estadounidenses qué se podía hacer por él". Según Rose, "John" tenía la clara sensación de que Binyam "no estaba cooperando lo suficiente", y la nota concluía: "Aunque parecía dispuesto a responder a cualquier pregunta, se estaba guardando mucha información sobre quién y qué sabía en el Reino Unido y en Afganistán".

Marruecos: 18 meses de tortura y más connivencia británica

Abandonado por el gobierno británico, Binyam fue sometido a una "entrega extraordinaria" y, como confirman los registros de vuelo, voló de Islamabad a Rabat (Marruecos) el 21 de julio de 2002. Lo que ocurrió a continuación -18 meses de tortura a manos de los torturadores interpuestos de Estados Unidos en Marruecos, que le cortaban regularmente el pene con una cuchilla de afeitar- ya se ha documentado con insoportable detalle, cuando las notas que Clive Stafford Smith recopiló durante una entrevista de tres días con Binyam en Guantánamo a principios de 2005 pasaron la censura militar del Pentágono y se publicaron en The Guardian en agosto de 2005. Según describió Rose, Binyam no quería hablar de sus experiencias. "Estremeciéndose", escribió, "dice que los detalles de lo que sufrió en Marruecos son tales que no se atreve a relatarlos de nuevo".

Sin embargo, basándose en los documentos revelados a Binyam durante su proceso judicial en Estados Unidos, Rose pudo añadir nuevos detalles sobre la implicación del MI5 en sus interrogatorios, lo que resulta aún más chocante que la complicidad de los servicios de inteligencia británicos en el trato que recibió en Pakistán. El esbozo de esta historia no es nuevo, ya que Binyam lo ha explicado antes, y fue algo que, tras su revisión judicial en el Tribunal Superior del Reino Unido el verano pasado, los jueces - Lord Justice Thomas y Mr. Justice Lloyd Jones - consideraron que aportaba pruebas concluyentes de que la relación de los servicios de inteligencia británicos con sus homólogos estadounidenses "iba mucho más allá de la de un espectador o testigo de la presunta fechoría", pero nunca antes se había revelado en público con tanto detalle.

Rose señaló que un documento de finales de septiembre de 2002 explicaba que "el Servicio recibió un informe de EE.UU. sobre una entrevista al Sr. Mohamed", y que poco después, el 30 de septiembre, "el MI5 celebró una conferencia sobre el caso con sus colegas estadounidenses en la sede del MI5 en Londres". A esto siguió, el 5 de noviembre, lo que Rose denominó "la prueba más contundente que ha aparecido de la connivencia británica en la "entrega" ilegal y tortura de Mohamed, en forma de telegrama del MI5 a la CIA".

Titulado "Solicitud de nuevos interrogatorios de detenidos", el telegrama decía: "Esta información ha sido comunicada confidencialmente al gobierno destinatario y no será divulgada sin el acuerdo del gobierno británico. Agradeceríamos que se transmitiera a Binyam Mohamed". Aunque gran parte del mensaje posterior estaba redactado, Rose explicó que incluía una petición para que sus interrogadores "le mostraran y le hicieran preguntas sobre un 'libro de fotos enviado recientemente'", y añadió: "Estaríamos agradecidos si se le pudiera hacer llegar lo siguiente a Binyam Mohamed, además del interrogatorio anterior. ¿Conoce Mohamed a [dos líneas suprimidas]? ¿Cómo se llamaba? ¿De qué le conocía Mohamed? ¿Puede Mohamed describirlo? ¿Dónde se conocieron? ¿De dónde era el hombre? ¿Quién facilitó su viaje desde el Reino Unido? ¿Adónde fue este hombre? ¿Cuáles eran sus intenciones? Agradeceríamos la oportunidad de plantear más preguntas, en función de las respuestas que se den a lo anterior."

Seis días más tarde, el 11 de noviembre, un telegrama titulado "solicitud de actualización", que por lo demás estaba muy redactado, decía: "Tomamos nota de que también hemos solicitado que se presenten informes a Binyam Mohamed y le agradeceríamos que nos orientara sobre los plazos probables para ello también. Somos plenamente conscientes de que esto puede ser un proceso largo, pero la naturaleza urgente de estas investigaciones será obvia para usted".

En su entrevista con Rose, Binyam dijo que recordaba "muy claramente" cuándo apareció por primera vez la información que el MI5 proporcionaba a sus torturadores. "Empezaron a traer archivos británicos a los interrogatorios: gruesas carpetas, algunas de ellas con montones de fotos de gente que vivía en Londres y lugares de allí, como mezquitas", explicó. "Era evidente que los británicos les hacían preguntas sobre la gente de Londres. Cuando me di cuenta de que los británicos estaban cooperando con la gente que me torturaba, me sentí completamente desnudo. Fue cuando empezaron a hacer las preguntas suministradas por los británicos cuando mi situación empeoró. Me vendieron".

Comprensiblemente incapaz de resistir los efectos de la tortura, Binyam procedió a confesar cualquier disparatada teoría que le propusieran sus torturadores. "Me habían alimentado lo suficiente con sus preguntas para que inventara lo que querían oír", dijo. "Lo confesé todo. Estaba el complot para construir una bomba nuclear sucia, y otro para volar apartamentos en Nueva York con sus tuberías de gas". Como señaló Rose, "esto -supuesta idea del planificador del 11-S, Khalid Sheikh Mohammed- siempre sonó improbable: nunca estuvo muy claro cómo las tuberías de gas podían convertirse en armas."

Binyam añadió: "Dije que Khalid Sheikh Mohammed me había dado un pasaporte falso después de que me detuvieran la primera vez en Karachi y que me había reunido 30 veces con Osama bin Laden. Nada de eso era cierto. Los británicos podrían haber detenido la tortura porque sabían que yo había intentado utilizar el mismo pasaporte en Karachi las dos veces. Eso debería haberles dicho que lo que estaba diciendo bajo tortura no era cierto. Pero que yo sepa, no hicieron nada".

La "prisión oscura"

En enero de 2004, como se sabe desde hace tiempo, Binyam fue entregado a Afganistán, a la "Prisión Oscura" de la CIA, cerca de Kabul, donde decenas de presos que acabaron en Guantánamo -e innumerables más, cuyo paradero aún se desconoce- fueron sometidos a los frutos de la decisión de la administración Bush de llevar la tortura "a casa","que comenzó oficialmente justo después de que Binyam fuera entregado a Marruecos, cuando se publicaron los tristemente célebres "Memorandos sobre la Tortura", que pretendían redefinir la tortura para que el gobierno pudiera prescindir de los servicios de torturadores apoderados como los marroquíes que habían maltratado a Binyam durante 18 meses.

Binyam explicó que, a su llegada a Kabul, los agentes estadounidenses que encontró allí "respondieron con horror" a sus heridas. "Cuando llegué a Kabul, una agente empezó a hacerme fotos de cerca de los genitales. Estaba horrorizada. Cuando me quitaron el pañal, pudo ver que aún rezumaba sangre de los cortes de mi pene. Durante las dos primeras semanas me dieron antibióticos y me hicieron fotos de los genitales todos los días. Me dijeron: 'Esto no es para nosotros. Es para Washington'. Querían asegurarse de que sanaba".

Hablando de los cinco meses que pasó en la "Prisión Oscura", que ya he descrito anteriormente como una mazmorra de tortura medieval con el añadido de música y ruido a todo volumen, que se bombeaba a las celdas las 24 horas del día, Binyam declaró que fueron los peores días de su cautiverio.

"Fue entonces cuando estuve al borde de la locura", dijo. "Parece un milagro que mi cerebro siga intacto". Tras confirmar que todo el tiempo de los presos transcurría en la más absoluta oscuridad, excepto durante los interrogatorios, y cuando los guardias traían la comida a la luz de las antorchas, dijo: "El retrete de la celda era un cubo. Sin luz, o encontrabas el cubo o te ibas a la cama".


Y añadió: "Había altavoces en la celda, que emitían lo que parecían unos 160 vatios, un volumen ensordecedor, sin parar, 24 horas al día. Pusieron el mismo CD durante un mes, The Eminem Show. Tenía unas 20 canciones y, cuando terminaba, volvían al principio y empezaban de nuevo. Mientras eso ocurría, la mayor parte del tiempo, hora tras hora, me tenían encadenado. A veces estaba de pie, con las muñecas encadenadas a la parte superior del marco de la puerta. A veces las encadenaban por el medio, a la altura de la cintura, y otras por abajo, en el suelo. La más larga fue cuando me encadenaron durante ocho días seguidos, en una posición en la que no podía mantenerme erguida ni sentarme. No podía dormir. No sabía si era de día o de noche. Te duchabas una vez a la semana, con los brazos encadenados por encima, desnudo, en la oscuridad, con otra persona que te lavaba. El agua era salada y después te sentías más sucio que cuando entraste. No era una ducha para lavarte: era para humillarte".

También dijo que la comida estaba sucia, por lo que a menudo se ponía enfermo y "se me caía el peso encima", y añadió: "El suelo era de polvo de cemento. Hicieras el movimiento que hicieras, el aire se llenaba de cemento y empecé a tener problemas respiratorios. Mi cama era un colchón fino en el suelo, rodeado de ese polvo".

Binyam dijo también que, en la "Prisión Oscura", como dijo Rose, "la orientación de sus interrogatorios había cambiado" y que, "desde que hizo su confesión fantástica, los estadounidenses querían que se convirtiera en testigo de cargo" en el sistema de juicios de la Comisión Militar de Guantánamo, para testificar contra los presuntos líderes de Al Qaeda -incluidos Khalid Sheikh Mohammed y Abu Zubaydah-, cuya supuesta implicación en el espectral complot de la "bomba sucia" había sido el eje de gran parte de su tortura en Marruecos, donde, como ha informado anteriormente, fue, esencialmente, entrenado en lo que tenía que decir. En su declaración a Clive Stafford Smith, explicó que, entre las salvajes palizas y los cortes de navaja en el pene, sus torturadores "me decían lo que tenía que decir", y añadió que, incluso hacia el final de su estancia en Marruecos, seguían "entrenándome en lo que tenía que decir", y uno de ellos le dijo: "Vamos a cambiarte el cerebro".

Rose añadió que más tarde, cuando Binyam estaba en Guantánamo, hablando con un compañero sobre el tiempo que ambos habían pasado en la "Prisión Oscura", se le revelaron por completo los horrores únicos del lugar. "Acababan de abrir Oscar Block, una nueva ala de castigo de Guantánamo, y él había estado en ella", dijo Binyam. "Yo estaba preocupado, quería saber cómo era. Me dijo: 'Binyam, no es ni la vigésima parte de malo que Kabul'. Cien noches en Oscar Block equivalen a una noche en la oscura prisión'".

Guantánamo

Tras ser trasladado a la prisión estadounidense de la base aérea de Bagram, donde pasó otros cuatro meses, Binyam llegó a Guantánamo -en un vuelo con otros nueve presos que habían sido sometidos a "entregas extraordinarias" y tortura- en septiembre de 2004. Allí, dijo, el enfoque de los interrogatorios volvió a cambiar. "Dijeron que les preocupaba que yo dijera al tribunal que sólo había confesado mediante tortura. Dijeron que ahora necesitaban que lo dijera libremente", explicó. La respuesta fue interrogarle de nuevo, sin recurrir a la tortura. "Les llamábamos el equipo limpio", dijo. "Querían decir que habían obtenido este material de un interrogatorio limpio". Hace un año, el Washington Post informó de que se habían enviado "equipos limpios" de agentes del FBI para volver a interrogar a Khalid Sheikh Mohammed y a los otros 13 "detenidos de alto valor" trasladados a Guantánamo desde prisiones secretas de la CIA en septiembre de 2006, pero hasta ahora no se había revelado públicamente que el programa había sido más amplio y había incluido también a otras víctimas de "entregas extraordinarias" y tortura.

Aparentemente, Binyam no habló mucho de sus experiencias en Guantánamo, pero sí explicó, como sus abogados -y, en particular, su abogada defensora militar, la teniente coronel Yvonne Bradley- han declarado en los últimos dos meses, que el cambio de gobierno en EE.UU. no había supuesto ninguna diferencia en las condiciones de Guantánamo. "Desde las elecciones se ha endurecido", dijo. "Los guardias decían que sí, que este lugar se iba a cerrar, pero era como si quisieran tomarse su última venganza".

Al describir las actividades de la Fuerza de Reacción de Emergencia, el equipo de guardias blindados que castigan con extrema violencia incluso las infracciones más leves de las normas, y que son responsables de las "extracciones forzosas de celdas" de los huelguistas de hambre que no desean ser alimentados a la fuerza, Binyam explicó que "se utilizan cada vez con más frecuencia", y describió cómo había sufrido a manos de ellos cuando se negó a que le tomaran las huellas dactilares, que, como señaló Rose, "a pesar de todas las torturas, inexplicablemente no le habían tomado antes." Añadió que Binyam explicó que "temía que las utilizaran para inculparle".

"Casi me rompen la espalda", cuenta Binyam. "El de arriba me retorcía por un lado y los de las piernas por otro. Me sacaron de la celda y me llevaron a la sala de huellas dactilares, aún esposado. Apreté los puños detrás de mí para que no pudieran tomarme las huellas, así que intentaron tomarlas por la fuerza. El tipo que estaba en mi cabeza me metió los dedos en la nariz y me tiró la cabeza hacia atrás, sacudiéndola por las fosas nasales. Luego me metió los dedos en los ojos. Parecía que quería arrancármelos. Otro tipo me daba puñetazos en las costillas y otro me apretaba los testículos. Al final no pude más. Dejé que se llevaran las huellas".

Cuando la entrevista llegaba a su fin, y Rose señaló, significativamente, que "el pasado octubre, antes de las elecciones, se retiró todos los cargos contra él, [ya que] incluso los estadounidenses se habían dado cuenta de que no había ningún complot de 'bomba sucia'", Binyam explicó lo difíciles que fueron sus dos últimos meses en Guantánamo y por qué decidió, a raíz de ello, embarcarse en una huelga de hambre. "Me decían una y otra vez que en diez días estarías libre, y pasaban, y luego me decían otros diez días, y seguía sin ser real", dijo.

Para concluir, explicó, en palabras de Rose, que estaba "decidido" a quedarse en Gran Bretaña. "Es el único lugar al que puedo llamar hogar", dijo. "Quiero llevar una vida normal, encontrar una esposa, casarme, tener una familia, un trabajo. Mientras tanto, haré todo lo que pueda para sacar a los otros presos inocentes de Guantánamo".

NOTA: Binyam Mohamed no recibió ningún pago por su entrevista. En su lugar, el Mail on Sunday hará una donación a la Helen Bamber Foundation, que se ocupa de las víctimas de la tortura.


 

¡Hazte voluntario para traducir al español otros artículos como este! manda un correo electrónico a espagnol@worldcantwait.net y escribe "voluntario para traducción" en la línea de memo.

 

¡El mundo no puede esperar!

E-mail: espagnol@worldcantwait.net